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En el mundo de la estética profesional, hay dos técnicas que han ganado protagonismo por su eficacia, versatilidad y resultados visibles: el Microneedling y el Nanosoft. Aunque ambas trabajan con microagujas y principios activos, la forma en la que actúan sobre la piel es completamente distinta.
Por eso, si estás comenzando o ya tienes experiencia en el mundo de la estética, es esencial que sepas cuándo usar cada una, cuáles son sus diferencias y cómo pueden ayudarte a ofrecer tratamientos más efectivos y personalizados.
¿Qué es el Microneedling?
El Microneedling (también conocido como Dermapen) es una técnica de microagujas que penetra en capas más profundas de la piel. A través de microcanales creados por agujas finas, estimula la producción natural de colágeno y elastina, logrando una regeneración visible desde dentro.
Esta técnica es ideal para pieles con signos de envejecimiento, cicatrices de acné, poros dilatados, manchas y textura irregular. La profundidad de la aguja puede ajustarse según las necesidades del paciente, lo que la convierte en una herramienta muy versátil.
Además, permite la absorción de principios activos como péptidos, ácido hialurónico, vitaminas, entre otros, lo que potencia aún más sus efectos.
Sin embargo, es importante mencionar que, debido a la profundidad de trabajo, puede generar un leve enrojecimiento, sensibilidad o descamación durante algunos días. Por eso, es fundamental una buena evaluación previa y cuidados post-tratamiento adecuados.
¿Qué es Nanosoft?
El Nanosoft es una técnica mucho más delicada, pensada para revitalizar la piel de forma superficial y con mínimas molestias. Se realiza con una aguja ultrafina (de solo 0.6 mm) en forma de tridente, diseñada para administrar microdosis de activos en la dermis papilar, justo debajo de la superficie de la piel.
A diferencia del Microneedling, el Nanosoft no busca provocar una respuesta inflamatoria, sino hidratar profundamente, mejorar la textura y revitalizar zonas específicas como el contorno de ojos, el cuello o el escote.
Entre los principios activos más utilizados en esta técnica están los polinucleótidos, el ácido hialurónico, los factores de crecimiento y los exosomas. Todos ellos trabajan de manera localizada y con una absorción excelente, logrando un efecto de “piel fresca” casi inmediato.
Otra gran ventaja del Nanosoft es que no genera downtime (tiempo de recuperación). Es decir, el paciente puede continuar con su día sin molestias visibles, lo que lo convierte en una excelente opción para quienes buscan resultados sin interrupciones.
¿Cuándo usar cada técnica?
Elegir entre Microneedling y Nanosoft no se trata de cuál es “mejor”, sino de cuál se ajusta mejor a la necesidad del paciente.
El Microneedling es perfecto cuando queremos trabajar más profundo: estimular la regeneración de la piel, mejorar cicatrices, reducir líneas de expresión marcadas o afinar la textura general del rostro. Es una técnica con efecto acumulativo, ideal para quienes buscan cambios estructurales visibles.
En cambio, el Nanosoft es la opción ideal para pieles sensibles, zonas delicadas o protocolos de hidratación intensiva y prevención del envejecimiento. También es una excelente herramienta para acompañar otros tratamientos como láser, peelings o incluso después del Microneedling, como parte de una rutina más integral.
¿Se pueden combinar?
¡Definitivamente sí! Muchos profesionales avanzados ya están combinando ambas técnicas en un mismo protocolo. Por ejemplo, se puede utilizar Microneedling en zonas amplias como frente y mejillas, y luego aplicar Nanosoft en el contorno de ojos o el cuello para potenciar el tratamiento sin causar irritación en áreas delicadas.La clave está en el diagnóstico facial, la planificación del tratamiento y, por supuesto, la formación profesional. Saber cómo y cuándo aplicar cada una de estas herramientas hará que tu trabajo sea más seguro, más efectivo y mucho más valorado.